- Nunca pensaste una vida perfecta? - dice ella, con su pecho sin camisa y con la mano de él arriba de su corazón.
- Si, todo el mundo.- Contesto el sin expresión
- Mi vida perfecta seria tenerte todos los días, solamente para mi.
- Ya me tienes.
- No, porque nunca una persona pertenece a otra.
El levanto la mirada, miro su cara. Las lágrimas de ella brotaban sin cesar de sus ojos.
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